lunes, 31 de octubre de 2011

Capítulo 10: ESTE NO ES MI MUNDO.

Me quedé paralizada. Tan sólo las voces de Alex y Ariana me hacían volver a la realidad.
-Lo hemos visto todo-me dijo Ariana.- ¿Conoces a Jack?
-La pregunta es … ¿Le conoces tú?
-Claro. Cuando estuvimos en la casa de los Black, oí que dijeron su nombre, y además creo que es nuevo en nuestro instituto, ya que por lo que he oído, Dylan le ha estado comentado algunas cosas sobre la gente …
-No me digas … que …
-… si, puede que vaya a nuestro instituto, incluso a nuestra clase.- me contestó Ariana sonriente.
-Estás feliz ¿no?- le pregunté.
-¿Por qué no debería de estarlo?- me dijo vacilándome.
-No, por nada.
Paré de hablar ya que no me apetecía discutir con Ariana y empezamos a andar para ir al instituto. Alex me dio palmaditas en el hombro y me sonrió, yo torcí la boca, intentando devolverle la sonrisa, pero no pude.
La verdad es que me sentía bastante confusa por lo que había ocurrido, la actitud de Ariana me dejaba sorprendida cada vez que hablaba, no lo comprendía. Por todo lo demás, la sensación que sentí cuando Jack me miraba cuando estaba pensando que Anth era guapo, me paralizó la cabeza, era algo extraño, tampoco lo entendía; y la nota ¡la nota que me había dado! No la había leído, la verdad es que no estaba para leer cosas.
-Bueno… y qué dice la nota- me dijo Alex.
-No lo sé, y la verdad es que no lo quiero saber-le contesté.
Alex se quedó callada, ella me comprendía, ella me respetaba. Ariana anduvo más deprisa que nosotras pero de repente Alex le frenó.
-¿Por qué andas tan deprisa?- Alex tenía la mirada clavada en Ariana.- ¡Ariana!
-Primero por que andáis muy lento, y segundo que no tengo que perder el tiempo, porque voy a llegar tarde- Ariana desafió la mirada de Alex.- ¿Te parece una buena respuesta?
-Está bien, está bien- Interrumpí.- Vete Ariana, luego te vemos.
Ariana no dijo nada, simplemente se largó.
-No sé que mosca le ha picado a este chica- me dijo Alex.
-Está muy extraña- le dije a Alex preocupada.
-Serán las hormonas…- me contestó Alex.
Me miró con ojos alegres. Era como si no le importase que yo le hubiera matado, me sentía tan avergonzada, tan horrible; me sentía como si fuera un monstruo, una asesina sin piedad. Aparté mis ojos, no quería que me viese, me hacía daño.
Seguimos andando y nos encontramos con Anth. Alex paró, daba la impresión de que estaba paralizada, podía oír como los fuertes y ruidosos latidos de su corazón que abatían su pecho.
-Tranquila- dije.
Anth se estaba acercando a ella, mientras que sus ojos grises se mostraban luminosos con su mirada.
-¿Te conozco?- le preguntó Anth a Alex.
Alex no habló, pero lo que pude ver fue algo que nunca iba a olvidar.
Alex se abalanzó sobre él y le abrazó con sus abrazos tiernos y cálidos, fue algo tan… inesperado.
-Soy yo Anth, soy yo, Alex.
Los ojos de Anth se enrojecían y sus colmillos estaban afilados, apuntando al cuello de mi amiga. Aparté al maldito Victorioso, y sus ojos y su boca volvieron a la normalidad.
-Vete a alimentarte a otro lado, ¿quieres?-le dije mirándole con ojos enfurecidos.
-Pero… qué demonios…- dijo Alex asustada.
Anth sonrió a Alex y se fue a saber dónde.
-Sé que es ridículo-Miró al suelo y sus ojos se cerraron- Pero le sigo queriendo.
Tras esas palabras Alex estuvo desanimada durante la clase de Historia. Yo la miraba todo el tiempo hasta que me devolviese la mirada pero no lo conseguí, al contrario, ella estaba en su mundo, no bajaba al suelo, ignoraba lo que pasaba a su alrededor.
Metí las manos en el bolsillo de mi chaqueta y encontré un papel en blanco. Enseguida supe que se trataba de la nota que me dio Jack y que no había abierto.
“Ábrelo” me decía mi corazón. Le hice caso y lo abrí:
Aunque no me mires sé que piensas en mí.
Hoy, en el mismo lugar después del instituto.
“¿Cómo? Pero qué creído … Yo no estaba pensando en ti” Pensaba.
Me puse furiosa y rompí la nota. Estaba nerviosa, me sentía incómoda en aquel momento.
-Vaya… ¿qué ha pasado para que estés.. Así.. Tan horrible?- me dijo Ariana que estaba en frente de mí.
Ariana hacía que me sintiese como si fuera nada. Su tono malicioso hacía que le tuviese miedo, ella no era así.
-No… no pasa nada-Miré a Ariana y ella sonrió-; tan solo es que hoy no es mi día.
-Y a Alex,¿qué le pasa?- me preguntó.
-Será mejor que te lo explique ella.-Me levanté de mi sitio y ella me agarró del brazo-Yo no soy la persona indicada para contártelo.
Me seguía agarrando del brazo, como si no quisiese que me fuera. Sentí el dolor en mi piel, me estaba apretando demasiado. Sus ojos mostraban furia, como si se hubiese dado cuenta de que yo no le quería contar lo que había pasado con Alex, como si supiese que yo la había apuñalado, como si tuviera ganas de venganza.
-Está bien, se lo preguntaré-Me soltó y corrí junto todas mis cosas.
Entré al baño y me miré al espejo, me subí la manga para ver el moratón que me hizo Ariana. Me había clavado toda su ira. Sus fuerte mano se había enfrentado a mi débil brazo. Me bajé la manga del jersey intentando borrar la imagen que me causaba pavor. Mis piernas temblaban, ni siquiera podía andar para salir del baño. Aparté la vista del espejo y miré hacia el suelo, necesitaba tranquilizarme, necesitaba calmarme.
“No le he contado a Ariana que yo, supuestamente la había matado pero ,¿y si lo sabe? … ¿Por qué no acaba ya con esto? ¿Por qué hace que sufra? ¿Por qué quiere que espere? ¿Por qué no me mata ya para vengarse?”
-¡¿Por qué?!- Dejé que mis puños se endureciesen y con tan solo un fuerte golpe en el espejo que tenía enfrente ya me estaba sangrando la mano- ¿Por qué?
Cogí la mano herida y entre sollozos me encogí, me sentía débil, me sentía como si fuese un monstruo.
-Soy un monstruo, soy un asqueroso monstruo que merece que le echen toda la porquería para que pueda vivir-Me mordí el labio para contener el grito; me maldije a mí misma por lo que había hecho.
La campana sonó, el maldito ruido hacía que por un momento me aliviase, ya que me indicaba que me tenía que largar de aquel infierno. Me sequé las lágrimas y salí del baño, para al fin estar en la calle. Caminaba solitaria, yo y el frío. No sabía dónde iba, no sabía si iba a tener rumbo; pero la verdad es que tampoco me importaba. Metí la mano en el bolsillo y saqué la nota que Jack me dio.
“Si claro, por supuesto que voy a ir” Pensé irónica.
Rompí la nota y la tiré al suelo,dejando que el viento se lo llevara …
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Bueno, sé que es un poco corto, pero bueno, ya me pondré las pilas xDD
En el próximo capítulo.....
El capítulo 11 lo narrará Jack ;)
En este capítulo....
Liza tiene miedo, tiene miedo a que supuestamente Ariana se vengue de ella por lo que hizo.
Ariana se comporta de una manera MUY extraña, ¿querrá en realidad matara Liza? ¿querrá vengarse? Eso lo tendréis que averiguar poco a poco (Lo siento)
Anth se quería alimentarse de Alex -.-'' Malvado pero atractivo xDDD
Pero.... a pesar de todo ... Alex le quiere (L) Qué romántico xDDDD

Bueno, este capi va para mis amigas Gema y Sandra, la malvada y la cuqui de mi pequeña historia, va para vosotras chicas ;) xDDD

Espero que os haya gustado este capitulo ;)


domingo, 16 de octubre de 2011

Capítulo 9: COMO SI NO HUBIERA PASADO NADA


La lluvia cubría Darkness, la bonita y extravagante ciudad se hundía en un profundo mar de gotas de agua. Era precioso, parecía un lugar bajo el mar. Las luces de las casas estaban encendidas, lo que hacía que pareciesen unas velas en medio de la negrura. Las calles estaban desiertas y tan solo alguien se preocupaba por la lluvia, yo. Abrí la ventana y extendí mi mano hacia el exterior para que las gotas chapotearan en mi mano. No sabía lo que hacía, mi cabeza estaba hecha un lío. La verdad es que el ambiente también estaba muy raro, aunque siendo Darkness, la ciudad en el cada segundo cada cosa cambia, no era de extrañar. Por la tarde podía nevar, y luego más tarde llover, y luego que el sol saliera por arte de magia. A veces todo era sangre, mientras que otros días todo era tranquilo. Casi siempre era un lugar perturbador; si, perturbador para todos aquellos que eran Luchadores como yo. Todo tenía que tener un contrario en mi vida: si estoy contenta, siempre estoy triste; si ocurría algo bueno, siempre ocurría algo malo. Alguien abrió la puerta y dirigí la vista hacia esta. Era Debby.
-¿Estás bien?- me preguntó.
-Te dije que necesitaba estar sola.- Debby se acercó a mí.- ¿O es que ya lo olvidas?
-¡Oh vamos, Liza! Sé que necesitas hablar- me dijo segura de sí misma.
Ella sabía que se me daba fatal mentir y que era muy blanda para estas cosas así que, empecé a hablar. Le conté todo lo que había ocurrido con Ariana y con Alex, le conté que fuimos a espiarla a la casa de los Black y que acudí a una bruja para que me ayudase a devolver a Ariana y a Alex a ser las mismas, ya que efectivamente, dentro de sus cuerpos había unas almas que no eran las suyas.
Hubo un largo silencio que fue infernal.
-¿Y qué estás haciendo aquí? ¿Qué haces que no vas a la tienda de la bruja y le dices que dónde están las almas?
Debby se endureció, y parecía que estaba enfadada.
-¿Sabes qué? A lo mejor esto no hubiera ocurrido si no me hubieras espiado. Liza, no sé como lo haces pero siempre metes la pata, y siempre hay una consecuencia.
-Tienes razón, y sabes qué, no debería de habértelo contado, ya que ni siquiera sabes de lo que se trata, ni tampoco tienes sentido de la comprensión. Puede que yo siempre meta la pata, pero tú ni siquiera sabes con quien te relacionas ni que te va a pasar si descubre que eres una Luchadora.
-Si lo dices por Dylan, él me comprende, y me.. Quiere.
-Déjame ¿quieres? Lo único que estás consiguiendo es que me enfurezca y que vaya a matarle a él y a todo el que se me crucé.
A pesar de que Debby era un año menor que yo, era muy cabezota, era la típica chica que tiene dieciséis años y se quejaba de todo.
-Eres patética.
Debby se marchó y cuando cerró la puerto lancé un cojín sobre este y me tumbé sobre la cama. Cansada, eso es cómo me sentía, quería pensar como iba a solucionarlo, pero estaba exhausta, no podía más, cerré mis párpados y me inundí en sueños, o en pesadillas, quién sabía.
“Mañana iré a por todas.”

Seis y media de la mañana, me levanté y fui a la ducha. Cuando terminé, me puse un jersey azul eléctrico ,unas pantalones vaqueros y unas botas; cogí mi sudadera y mi mochila y bajé al comedor. Tenía miedo de llamar a casa de Ariana, sentía un escalofrío que recorría mi piel, pero lo hice.
-Casa de los Jones.
-Hola Miriam, soy Liza, ¿puedo hablar con Ariana?
-Está durmiendo, pero en cuanto se levante le digo que te llame ¿de acuerdo?
-Sí, claro, muchas gracias.
Descolgué el teléfono y llamé a Alex, no se si debía de creerme que Ariana estaba dormida. Seguí y llamé a Alex, algo me decía que iba a contestar.
-¿Hola?- era la voz de Alex.
-¡Alex! ¡Soy yo Liza!
-Liza… ¿Qué haces llamándome a las siete menos cuarto de la mañana?
-¡Alex, cuánto me alegro de oir tu voz!
-Si… ya … yo también me alegro, supongo- dijo Alex algo confusa.
-Bueno, tendremos que quedar ¿no?- le dije.
-Claro, en cuanto me levante … quedamos en frente de la casa de Ariana a las siete y cuarto, y luego vamos a desayunar- Sonreí hacia mis adentros-. No llegues tarde.
-Por supuesto que no, hasta luego.
-Adiós.
Volví a descolgar. Hubo un cambio radical en todo lo que había ocurrido. Alex no se había percatado de lo que ocurrió, y claro, yo obviamente no le iba a decir que le apuñalé con una espada. No. No lo iba a hacer, aunque fuese la verdad. Faltaban diez minutos para que fuesen las siete y cuarto así que salí de casa corriendo, necesitaba saber si estaban bien. Como me alegraba que hubiese señales de vida. Aún estaba en casa cuando queaban quince minutos para que fuesen las siete y cuarto. No quería quedarme a esperar en casa, así que me fui y me dirigí a casa de Ariana. La calle estaba desierta y hacía mucho frío, el viento me susurraba palabras “¿qué estas haciendo aquí, pequeña? Deberias de estar en casa” “Esta calle es peligrosa”. No sé si fue el viento, o las palabras eran producto de mi imaginación, pero esas palabras no iban a conseguir que me echara atrás. Dispuesta, continué mi camino y me encontré a Alex por el camino. Me tiré sobre ella y la abracé con todas mis fuerzas.
-¡Liza! ¿Pero qué haces?- Debía de ser muy discreta así que simplemente me callé.- ¡Liza!
Alex estaba muy guapa, su pelo negro intenso brillaba como el sol, y sus negruzcos ojos daban expresión de no haber entendido nada. Vestía una bonita blusa blanca, unos pantalones verdes y zapatos blancos que conjugaba con su vestimenta.
-Vale, Liza, no pillo nada.- me dijo confusa.
-Únicamente te he abrazado.- le dije con una sonrisa.
Alexandra se calló y yo la imité. Ambas caminamos hasta llegar a nuestro destino. La casa de los Jones. Llamamos a la puerta, y efectivamente Miriam Jones nos invitó a pasar. La casa de los Jones era de un estilo elegante, había un jarrón lleno de rosas blancas encima de una mesa redonda con un mantel rojo. El sofá era gigante, de color rojo también, y en frente de estaba había un televisor de unas cien pulgadas. El salón estaba lleno de fotos con marcos de color negro, y lo que más me llamaba la atención es que había otra habitación en la que había dos estantes grandes llenos de libros gigantes; también había estantes con platos de porcelana, a la señora Jones le gustaba coleccionar ese tipo de cosas. Lo que más destacaba era el piano negro de cola y la guitarra acústica que estaban cerca de la ventana, que por cierto daban unas vistas maravillosas del amanecer de Drakness. Si el salón era amplio, no me podía imaginar como era el resto de la casa. La escalera era de madera de un color marrón oscuro, que daba a la planta de arriba, en la que estaban los dormitorios. Según me había contado Ariana, sus padres, Joseph y Miriam Jones, eran ingenieros, y lo que más le gustaba a su padre era el arte de la música.
-Bueno chicas, os dejamos.- nos dijo Miriam Jones.
-Adios-dijimos Alex y yo.
Ariana bajó en cuanto sus padres se fueron y nos dirigió una mirada fulminante.
-Buenos días señorita Jones- dijo Alex.
-Sabes que no me gusta que me llamen así.- contestó Ariana.
-Lo sé.- dijo Alex.
Ariana hoy vestía un jersey negro y unos pantalones rojos intensos, sus ojos verdes destacaban tanto, que no me atrevía a mirarla a los ojos.
-¿Nos vamos a desayunar?-pregunté.
-¿Qué hora es?- preguntó Ariana.
-Las siete y media- contesté.
-Bueno, pues entonces tenemos tiempo para desayunar y para hacer algo más.- me contestó Ariana mirándome fijamente a los ojos.
-No sé que tramas Ariana, pero tu mirada lo dice todo.- contestó Alex.
Ariana rió con una risita irónica y se calló, cogió su mochila, abrió la puerta y se giró para vernos a Alex y a mi, que estábamos paralizadas.
-Vamos a desayunar ¿no?- nos dijo.
-Claro- contestamos Alex y yo.
Fuimos a la cafetería del centro y cogimos un asiento cerca de la ventana, y vi a la pandilla de Debby acercándose a la cafetería donde estábamos nosotras.
-Mirad quiénes vienen- Ariana y Alex giraron para ver quien venía-.Dylan, Debby,Jack, Madeleine y …
-Anthony-contestó Alex.
-¿Quién es Anthony?-pregunté.
-El nombre del chico que no sabías cual era su nombre- me contestó.
-¡Oh! ¡Ja,ja,ja,! Así que Anthony ¿no?- le dije a Alex.
-Sí, pero le llaman Anth, es el hermano mayor de Madeleine- me dijo.- Estuve saliendo con él pero lo dejamos porque se cansó de mí y se fue con otra.
-Pues es muy guapo- interrumpió Ariana.
-Lo sé- dijo Alex.
-Nunca le he visto por aquí-dije con duda.
-Vive a las afueras de Darkness, como Dylan- dijo Alex seria viendo que el grupito de los Victoriosos y Debby se acercaban.
Observé a Anth, tenía el pelo rubio, como su hermana, y tenía los ojos grises, parecía un trozo de cielo caído, eran tan bello…
-¡Au!- Alex me había pegado una patada en la rodilla.- Pero qué haces.
-Haciendo que vuelvas al planeta Tierra- Me dijo con cara divertida.- Sé que es una belleza, pero no es para tanto …
-Perdón- dije sonriendo.
Jack pasó cerca de mí, pude oler el aroma de su perfume, pero lo malo fue es que también pude oler el perfume femenino de la chica que la acompañaba, Madeleine. El grupo de amigos se sentaron cerca nuestra, podía ver que Dylan miraba a Ariana y que Alex miraba a Anth con cara triste. Yo sentía que alguien me miraba, pero no quería mirar a nadie, ya que ese grupo de gente, no me caía demasiado bien.
-Creo que deberíamos irnos- dije.
-¿Por qué?- me preguntó Ariana mientras que tomaba un sorbo de su café.-Está bien, nos iremos en cuanto me beba esto, ¡no he desyunado!
-Por mi nos podemos quedar aquí todo el día…- dijo Alex que no paraba de mirar a Anth.
-Te ha dado fuerte ese chico ¿no?-le dijo Ariana.
Alex no dijo ninguna palabra, parecía que estaba hipnotizada por Anthony, y razón que tenía para estarlo, él era tan … guapo…
En cuanto pensé que Anth era guapo, Jack me miró, y yo también le miré. No tenía vergüenza de mirarle esta vez, sentía una ira impresionante en cuanto me miró con esos ojos feroces. Parcía que estaba celoso de que yo pensara que Anth era guapo.
-Esto es ridículo-dije en alto.
-¿Qué has dicho?- dijo Ariana.-Otra vez diciendo en alto lo que piensas ¿verdad?
-Si, y solo lo hago en momentos en el que estoy a punto de estallar.- dije.
-Vale, vale, ya me acabo el café, gracias por la indirecta- me contestó Ariana con tono divertido.
Ariana se bebió el café con tranquilidad, lo que me causaba unos nervios tremendos. Los minutos me resultaban horas, no podía más.
-Por favor, Ariana.
-Ya he acabado, vámonos.
Nos levantamos de nuestros asientos, Jack nos imitó y yo salí corriendo de la cafetería. Miré hacia atrás para comprobar que Jack no me seguía, y cuando volví la vista hacia delante él estaba enfrente de mí. Estábamos ya alejados de la cafetería, estaba a punto de gritar, pero su dedo índice me impidió decir ninguna palabra. Me levantó la barbilla para fijar su vista en la mía, mi boca estaba a muy pocos centímetros de la suya, pero derepente quitó la mano de mi barbilla y me dio un trozo de papel.
-Hasta luego- me dijo.
Pero …. Y yo que creía que me iba a besar, ¡ha jugado conmigo! Pensaba.
Apreté el puño y me quedé allí, sin sabe qué hacer.






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Aquí tenéis el capítulo 9 ;)

Alex conoce a Anth, no le conoce, sino que estuvo una temporadita saliendo con él.
Dylan mira a Ariana ..... ¬¬)
y Jack sigue a Liza para darle un trozo de papel .....

Tendréis que esperar al siguiente capítulo, pero por ahora disfrutad de este.

miércoles, 5 de octubre de 2011

Capítulo 8: Creí haber olvidado...

Mi cara, fría, estaba manchada de lágrimas. Permanecí quieta al ver a Ariana y a Alex tumbadas sobre el suelo mirando hacia el cielo. Sus ojos estaban paralizados, el color de sus iris habían perdido el tono que las hacían brillar; los copos de nieve se posaban sobre sus pálidos brazos, ni siquiera se podía apreciar la diferencia entre el color de la piel y la nieve. ¿Qué debía hacer? ¿Volver a la tienda de brujería para ver si sus almas estaban allí? ¿O acudir a alguien para que me consolara? Consolar, que mala palabra. Yo no tenía a nadie con el que hablar, al no ser que quisiera hablar con un muerto. La señora Marshall, que era muy importante para mi no se podía enterar de esto, sino a la pobre mujer, le daría un ataque al corazón. ¿Con quién hablar? Con nadie, yo y la melancolía en un parque vacío, cubierto de nieve, yo misma me había contestado la pregunta.
-¡Liza! ¡Oh Dios!- oí una voz.- ¡Cielo santo, Liza!
Mis párpados cansados, se abrieron lentamente, y vi a una señora en frente mía. Moví la cabeza hacia la izquierda y contemplé la blanca capa de nieve en la que me había posado. Me levanté e intenté no caerme:
-¿Qué haces aquí?- lo mismo me preguntaba yo.- Liza…
Aclaré mi vista a pesar de lo negruzco que veía mi alrededor.
-… Señora Marshall, hola-dije.
-Liza, mírate, estás mojada-miré el abrigo y estaba completamente húmeda.-¿Qué te ha pasado?
-No lo sé, quiero irme a casa, por favor-contesté temblando de frío.
La señora Marshall me acompañó a la cálida casa. Entré por la puerta y vi a Debby viendo un programa de televisión. Se giró para verme y sonrió:
-¿Dónde te has metido?-me preguntó con cierta seriedad.
-Déjame en paz.-Corrí a mi habitación y me tumbé sobre la cama, sobre mi plácida cama.
A pesar de que intentaba ocultar la realidad, lo que de verdad había ocurrido, me resultó difícil. Sabía lo que había pasado. Sangre, espada, parque, nieve… Ariana y Alex. Una incertidumbre me atravesó la cabeza; intenté adivinar de qué se trataba, pero me dolía la cabeza, tenía frío y sobretodo, tenía sueño. Me quité las prendas mojadas y fui al baño para darme una ducha. El agua caliente relajaba mi cuerpo, hacía que me sintiera bien. Terminé y me puse la toalla, me sequé el pelo y me puse el pijama.
-¡Liza!-mi hermana me llamaba.
Bajé a ver que pasaba, y vi a Debby sujetando un sobre en la mano. Me acerqué a ella y cogí el sobre. Lo olí; olía a papel nuevo, nada desgastado, me daba buena sensación. Volví a mi habitación junto a la carta y me senté en una silla.



Phillippe Lacroix -Avenue Champs Elises, Paris.
Estudio de musique Pierre Benoir.

21 de octubre 2011

Bonjour Liza!

Hola, ¿cómo estás? ¡No he hablado contigo hace mil años! Bueno, espero que estés bien. ¿Qué tal van por ahí las cosas? ¿Qué tal están tus padres?
Demasiadas preguntas ¿no crees? Pero sé seguro que me las vas a responder.
Estoy en Francia, justamente en la capital, en París, ¿a qué te has quedado con la boca abierta cuando lo has leído? Pues sí, estoy en París, en la ciudad del amor y de la belleza. La verdad es que aquí todo es demasiado real. El sena, la torre Effiel, la música cospel, los cabarets, los campos Elíseos, el arco del Triunfo, la plaza de la Concordia… Parece que estoy en una película. Y tú, ¿dónde estás? ¿sigues en Londres?
Te escribo ésta carta precisamente porque aunque no te lo creas, pienso en ti todos los días, no te he tenido olvidada. Habrás crecido ¿no? Tendrás unos dieciséis años, como yo. Seguramente te preguntarás porqué no voy al grano, pues bien, solo quería ser considerado, pero allá va la historia de porqué me fui de Londres.
Mis padre consiguió un trabajo mejor y nos tuvimos que mudar. No se lo dijimos a nadie porque mi madre no quería que se enterasen de nuestros asuntos personales, por lo tanto, mi boca debía estar cerrada, y así fue. Llevo dos años aquí en Francia y la verdad es que me va genial. Mi padre es doctor en una clínica y mi madre es guía turística; me encanta cómo le explica a los turistas la historia de cada monumento, lo hace tan bien… Y yo… bueno, yo soy músico, o bueno lo pretendo ser. Nuestro buen amigo Pierre, tiene un estudio de múscia, y me deja entrar cuando yo quiera a grabar mis canciones. Como sabrás, toco el piano. La música me aleja del varrullo del instituto y hace que flote en el aire por cada nota que oigo ¿te lo imaginas? ¿Te imaginas que bailásemos, tu y yo un baile mal sincronizado cerca de la torre Effeil? Sería algo emocionante, sería un deseo cumplido. Liza, como te he dicho antes, no me he olvidado de ti, y te sigo queriendo, y siempre lo haré. Je te ame , Liza. Sé que son muy pocas palabras, pero con tan solo dos, yo te lo digo:
Te quiero,


Phill



P.S.: ¡Envíame una carta pronto! Cuéntamelo todo, palabra por palabra. Un gran abrazo para tus padres.



¡Qué bonita letra! ¡Era Phillippe! Mi gran amigo Phillippe. Lágrimas se deslizaban por mi cara. Se había acordado de mí. “Je te ame, Liza”. Leía esa frase unas cien veces. “Un gran abrazo para tus padres”. Otro centenar de lágrimas se derramaban de mi ojos, y el sabor salado de cada gota entraba en mis labios, haciendo que recordara algo que se suponía que ya había superado: la muerte de mis padres. Si, esto parece la historia típica de una novela; la típica novela en que la chica no vive con sus padres o que la habían abandonado, pero no, eso no era una novela, eso era algo real, algo que te pinchaba el corazón. Más lágrimas inundaban mi cara. Parecía mentira, que una carta de un viejo amigo me pusiera tan triste, cuando se suponía que debería de estar sonriendo. Era complicado. Pero me alegraba mucho por Phill, me alegraba mucho de que el estuviera bien con su vida. En cambio, mi vida, es una pesadilla, estoy intentando buscar una luz en medio de la oscuridad, algo estúpido. Pensaba. Había matado las vidas de mis amigas y encima estaba en casa, leyendo una carta de un chico diciéndome que me quería. Me asomé a la ventana y vi dos sombras cogiéndose de las manos. Reconocí la sombra perfecta de Jack, él estaba allí… junto a Madeleine, cerca de mi casa, en una calle solitaria. Jack me miró, y yo le miré, sus ojos estaban clavados en los míos. Ese momento mágico desapareció cuando desvió la vista hacia Madeleine, que le estaba cogiendo del hombro para que la mirase. Siguieron caminando por la calle cuando Jack se giró y me guiñó el ojo. Le sonreí y volvió su cara hacia el frente y se alejó poco a poco. Menuda coincidencia, pensaba. Cerré la cortina y dejé que la penumbra de la noche se encerrara en mi habitación. Me sentía malvada, me sentía egoísta, me sentía como si todo el mundo me quisiera matar por lo que había hecho. No me lo creía ni yo, mataba a unas impostoras, que supuestamente, eran mis amigas. Tenía que matar las almas de mis amigas con una espada que me había dado una bruja, en una tienda que se llamaba “Regalamos vidas”.
Si, todo sonaba paranormal, y parecía una fantasía horrible, pero era la realidad. Suspiré y me tumbé sobre la cama. Alguien llamó a la puerta y me sequé las lagrimas con la mano enseguida.
-La cena ya está lista…- Debby ni siquiera se había asomado para verme.- Han venido a verte…
Debby dejó la puerta entreabierta y se fue, yo la imité, me sequé las lágrimas y salí para ver quien me visitaba.
Me asusté y me llevé la mano a la boca. Intenté no gritar en cuanto las vi. Eran ellas, eran Ariana y Alex, estaban encapuchadas con una capa negra y sus rostros estaban amargos, casi como si hubieran salido de un reformatorio. Me enseñaron sus manos, llenas de sangre y a continuación se quitaron la capa y me señalaron el hueco que había en su pecho, su corazón no estaba.
-¡Nos has matado!- me gritó Ariana.
-Ahora te toca a ti.- me dijo Alex sacando una gran daga.
-No… no, por favor-les supliqué.
-Saborea tu muerte Liza, una muerte dulcemente lenta.
Saborea tu muerte Liza, una muerte dulcemente lenta”.
-¡No! ¡No!- No pude ver nada, todo era oscuro, no se que pasaba, pero sentía un cansancio tremendo.- ¡No! …
Me levanté de la cama asustada, jadeando.
-¡Liza!- Mi hermana estaba llorando.- ¿Eres idiota o qué? Dime, ¿qué te pasa?
No pude decir nada, simplemente me quedé callada. Debby me abrazó, los cálidos brazos de mi hermana estaban sobre los míos. Era algo tan añorable…
No le podía contar a Debby todo lo que había ocurrido. No se lo creería.
-Tranquila, tan sólo ha sido una pesadilla.- le acaricié la mejilla y le sonreí.- No pasa nada.
Le dije a Debby que se fuera de mi habitación, necesitaba estar sola. Como siempre, necesitaba estarlo, la soledad se había vuelto algo monótono en mi vida; siempre llovía, nunca había ningún mísero día en el que saliera el sol ...