domingo, 15 de abril de 2012

Capítulo 24: No tengo miedo.

Le pedí a Jack que se quedara esa noche conmigo. Las luces estaban apagadas cuando abrí la puerta. Me senté en el sofá y encontré una nota sobre el piano de pared que había en el salón. “He ido al hospital a visitar a Sofía, nuestra vecina. Debby está conmigo
Genial. Sola en casa, con Jack.
-¿Tu abuela no está en casa?-Preguntó ocultándome una sonrisa.
-No, estamos solos- dije acercándome a él.
Me cogió de la cintura y me atrajo hacia su cuerpo. Me sentía segura cuando le abrazaba y ninguna cosa podía interrumpir aquel momento, o bueno, eso era lo que pensaba. El móvil de Jack sonó y lo sacó de su bolsillo. No contestó pero su cara de sorpresa marcaba el final de la noche, de nuestra noche.
-Liza …
Le miré con ira en los ojos y enseguida vi quién lo había llamado. El nombre de la persona empezaba por “M”. Madeleine. Seguro que era ella, seguro. ¿Qué demonios hacía ella llamando a Jack a las once de la noche? Claro, ella todavía era su novia. Enseguida todo volvió a ser como debió de ser desde el principio. Jack y yo distanciados.
-Es Madeleine ¿verdad?- me atreví a preguntar.
-Si … Pero escucha, Liza, esto no termina aquí , mañana te volveré a ver. Además, es muy tarde y debes de descansar.
-¿Te vas con Madeleine? Dime por qué te ha llamado.
-No me voy con Madeleine, me voy a casa. No sé por qué me ha llamado y sinceramente no quiero estar con ella. Quiero estar … contigo.
-¡Pues quédate aquí!- dije apartándolo de mí.
Se quedó callado durante unos minutos y su silencio me partía en dos. Quería gritar quería decirle que era un idiota, quería decirle que no le quería volver a ver jamás, pero no era lo que sentía; al contrario, quería verle todos los días, quería abrazarle, quería compartir más noches con él … Pero me sentía como una muñeca utilizada, él me estaba utilizando en su juego de señoritas, y eso no me gustaba.
-¡Vete! Eres un mentiroso ¡Lárgate, Jack!- Le empujé hasta la puerta pero su cuerpo era demasiado pesado y fuerte para mí. Se resistió a dar un paso, y enseguida cogió mis mejillas con sus manos y me alzó hacia sus labios. Lo odiaba por hacerme eso, pero en realidad, me gustaba aquel momento.
Abracé a Jack antes de que se fuese y luego, le dejé marchar. Mañana le iba a volver otra vez, o eso esperaba.


Subí a mi habitación y justo cuando iba a dormirme, alguien llamaba al teléfono. Bajé al salón y descolgué el auricular, oí un ruido extraño desde el otro lado de la llamada:
-¿Hola?- dije susurrando.
-Tengo las respuestas a tus preguntas- dijo una voz femenina que me resultaba bastante familiar.
-¿Quién eres? ¿Cómo has conseguido este número de teléfono?
Nuestro teléfono llevaba en casa desde que mi abuela la compró. Sí, era un poco vieja, pero aún así funcionaba, no teníamos problemas, y de hecho nunca habíamos cambiado de teléfono, por lo tanto el número seguía siendo el mismo. La mujer que llamó podría ser alguna amiga de la señora Marshall, pero esa opción la descarté, ya que yo no conocía ninguna de las amigas de mi abuela, y su voz me resultaba muy cercana.
-Eso es lo de menos. Sabes dónde encontrarme, si quieres saber la verdad de una vez por todas, ven a verme.
Me estremecí al oírlo. Mi cerebro estaba bloqueado y no podía pensar, por lo tanto no me quedaba más remedio que descubrir el misterio por mí misma.
-¿Adónde voy?- pregunté.
Una frágil risa surgió de su boca y enseguida me respondió:
-Adéntrate en las calles más oscuras y peligrosas de Darkness y me encontrarás.
-¿Esa es la única pista que me das?- pregunté alterada.
Casi no podía coger el auricular y sentía que el corazón me empezaba a latir más rápido. No. Otra vez no. “Tranquila, Liza; esto no está pasando, es un sueño. ¡Despierta! ¡Despierta!” Ahogué un grito y noté como el dolor de cabeza era aún más visible, era como si alguien me estuviese aplastando el cerebro. La tranquilidad en aquel momento no funcionaba. Ese dolor era insoportable, empecé a soltar pequeños gritos hasta que pude pronunciar unas palabras que se pudiesen entender.
-No te vayas, espérame allí. Prométemelo.
-Te lo prometo, pero cuando sean las doce y media ya no me encontrarás, y más te vale llegar pronto si quieres saber toda la verdad y si no llegas lárgate del lugar en el que estés. Por la noche, en las calles peligrosas de Darkness nadie tiene piedad de nadie. La primera vez que fuiste a esas calles, estaba a punto de oscurecer pero tuviste tiempo de huir de los Victoriosos que andaban por allí.
-¡Yo nunca he estado allí! ¡Yo nunca he estado en esas calles!- grité con lágrimas en los ojos.
-Oh Liza, no llores- dijo con una voz dulce.
-No estoy llorando- dije controlando mis emociones. No quería que supiese que tenía miedo de ella.
-Está bien, está bien- Su risa la odiaba. Esa risa maliciosa de víbora me tentaba a imaginármela muerta, descuartizada, cubierta de sangre después de que la acuchillase-. Liza, controla tus pensamientos. En realidad soy una buena persona- dijo otra vez con una risilla de por medio.
-No me puedo creer que no recuerdes la primera vez que me visitaste- dijo esta vez un poco seria.
-¡No te conozco! ¿vale?- dije.
-¡Ay, Liza! Oh mi querida, Liza. Qué pena que tu memoria te falle en estos momentos.
-Mi memoria funciona perfectamente- El reloj marcaban las once y veinticinco, tenía suficiente tiempo para acabar con esto-. ¿Y dónde nos encontraremos?
Esta vez no era una risa, sino una carcajada que hacía que me mordiese el labio inferior para ahorrarme insultos innecesarios.
-Me tienes que encontrar, Liza. Es cómo el escondite- No me gustaban sus bromas, se estaba pasando de listilla.
-Está bien. Pues te veré donde sea, en las calles peligrosas de Darkness.
La mujer colgó el teléfono y me quedé pensativa durante treinta segundos. Miré mi reloj de muñeca y eran las once y veintisiete. Corrí a mi habitación y cogí mi chaqueta, llevaba tanta prisa que nadie podía pararme. En efecto nadie podía pararme, pero algo hizo que me parase. Me acerqué a mi mesilla de noche y encontré una tarjeta amarilla con letras doradas indicando una dirección de una tienda:
Brigitte Lambur C/ Estella Negra nº 2
“Vestidos Vivos, con vida”.

Me quedé helada. ¿Por qué había encontrado aquella tarjeta justo en aquel momento? ¿Era una señal? ¿Era de Brigitte Lambur la llamada que recibí? Mi cabeza estaba en blanco, no recordaba a aquella mujer, y por más que ordenaba a mi cerebro recordar por lo menos de dónde había cogido esa tarjeta, no mandaba ninguna señal de haberlo guardado en mi memoria. Sudaba, y la cabeza me daba vueltas, y justo cuando iba a dar un paso hacia la puerta me desplomé contra el suelo.
Eran las doce menos veinticinco.



Tardé media hora en poder abrir los ojos. Todavía me sentía mareada, pero pude levantarme del suelo. Salí a la calle a las doce y cinco de la madrugada. Llevaba puesto mi abrigo azul marino que me aislaba del frío que hacía. Sabía que iba a tardar un buen rato en llegar a la calle Estrella Negra, pero debía de estar por lo menos en frente de la puerta de la tienda. Sí. Iba a ir a esa calle. ¿Por qué? A pesar de que mi cerebro casi no hacía caso de lo que yo le ordenaba, podía hacer un plan esquematizado sobre lo que debía de hacer. La calle Estrella Negra estaba en los suburbios de Darkness. Te podías encontrar a vagabundos, a delincuentes, a mafiosos y sobretodo a gente que quería sacar su lado más mezquino. Sí, la mayoría de los Victoriosos se dedicaban a atraer a sus presas hasta esas calles para luego matarlos. Esa calle era muy peligrosa por la noche, y menos si no eras un Victorioso. Tenía en cuenta que estaba haciendo una locura, pero quería saber quién era aquella mujer, y sobre todo si era verdad que podía contestar a todas mis preguntas. Si aquella mujer fuera aquella voz que apareció en mis sueños, me podría contar cómo había muerto mi madre, o por qué no quería volver al mundo de los vivos, o por qué esa voz que me habló estaba tan obsesionada con mi alma.
No me tragué eso de que quisiese vivir eternamente, lo que quería era … matarme, y no sabía qué había hecho para que ella quisiese apoderarse de mi alma, además si de verdad quería mi alma, debía de conocerme, es decir; debía de ser alguien cercano a mí.
¿Por qué piensas eso, Liza? A lo mejor es verdad que tu alma tiene ese poder de vivir eternamente.” Me decía a mí misma. Sí, podía ser verdad. Esas dos opciones estaban en mi mano, pero tan solo una podía estar en mi mano, la otra quedaría descartada; pero para que esa quedara descartada, tenía que saber por qué, y por eso estaba caminando hacia las calles peligrosas de Darkness, para por fin, acabar con todo. Estaba cansada de tanto misterio, y por una vez en mi vida me atreví a enfrentarme a algo que me daba miedo, porque realmente lo que estaba haciendo me daba miedo, pero tenía que demostrarle a aquella mujer que sus risas no me aterrorizaban, y que allí estaba, andando para enfrentarme a sus palabras.

Ariana me llamaba al móvil. “No contestes.” me decía una voz.
¡Era la voz de aquella mujer! No me lo podía creer, ¿me estaba siguiendo? ¿Desde dónde podía verme? Solamente para molestarla, contesté a la llamada.
-¿Liza?- dijo Ariana.
-Hola, Ariana.
-¿Eras tú la que caminaba por la calle con un abrigo azul marino? Sí es así, te he visto desde la ventana de mi habitación. Sí, Liza, eso quiere decir que no me puedes mentir, ¿qué haces caminando por la calle ahora, a las doce y cuarto de la madrugada?
-Vale, Ariana, tranquila- Hice una pausa para convencerla de que no estaba en la calle-. A ver, no es que desconfíe de tus ojos, pero, ahora mismo estoy en casa.
-Oh, ¿enserio? ¿Y cómo es que tu abuela me acaba de llamar para preguntarme dónde estabas? Liza, tu trola no ha funcionado.
-¿Qué? ¿Qué la señora Marshall te ha llamado para preguntarte dónde estaba?
-Sí- contestó rápidamente.
-Mierda, Ariana. Joder, ¡no puede ser!
-Sí puede ser porque, de hecho llamó a la policía para buscarte. ¿Ahora serás capaz de decirme por qué estás en la calle? ¿O continuamos con este juego?
-¿Juego? ¿Cómo que juego?- Tardé un poco en darme cuenta de que podía estar mintiéndome-. Era una mentira, ¿verdad Ariana?
-No se sabe. ¿Dónde vas? Lo digo enserio, Liza, ¿dónde vas?- me preguntó seria.
Nos quedamos calladas mientras que yo, poco a poco podía ver cómo me alejaba del centro de Darkness. Las calles estaban desiertas, y tan solo las luces de las farolas podían hacer que viese algo. Las tiendas estaban cerradas, y poco a poco la luz potente de las farolas se sustituyó por una tenue luz del cartel de una gasolinera abandonada. Me encontraba en la carretera que cortaba el centro con los diferentes distritos. Algunos coches pasaban por allí, y yo era la única persona viva que estaba parada contemplando la gasolinera. Un día alguien me dijo que a partir de aquella gasolinera se podían ver ya las casas deterioradas de los suburbios. Y era verdad, aquella persona que no conseguí recordar quién era tenía razón. Ya podía ver esas pequeñas luces en las ventanas.
-Está bien, mira, estoy saliendo de casa con Alex. Creo que ya sé dónde estás. ¿En una carretera tal vez?
-Sí- No tenía más remedio que contestar.
-Está bien, si no me das más pistas no podré ayudarte.
-¿Ayudarme?
-Sí, Liza. Sé que pretendes algo; y ese algo debe de ser algo serio y muy importante, y a la vez peligroso, porque te conozco, y sinceramente, no eres tan valiente para enfrentarte a la noche de Darkness, y no lo digo para enfadarte, es la verdad y tú lo sabes. Pero ¿sabes qué? Lo que te lleva a hacer esto es tu orgullo, te da igual si sale bien o mal, tú quieres demostrar que eres valiente y eso es … raro. Además cuando mientes es porque no quieres meter a la gente en tus asuntos, pero a mí si me dejarás, y aunque no me dejaras estaría ya metida en ese asunto.
-Muy bien, Ariana. Me acabas de describir perfectamente. Ahora, haz el favor de irte a dormir.
-¡No Liza, no! ¡Basta! ¿Dónde estás? Alex y yo vamos contigo.
Se me escaparon unas lágrimas. No me gustaba esto, pero Ariana era muy cabezota. Quería ayudarme, querían ayudarme; Alex y ella eran las únicas que estaban allí cuando más sola me sentía, y tal vez por eso estaba sollozando, porque no era fuerte, ni valiente, pero tenía amigas que me podían ayudar a superar el miedo que tenía.
Por un momento dudé en decirle la dirección a Ariana, pero sabía que ella me iba a obligar a abrir la boca, así que las tres ya estábamos metidas en el misterio.
-¿Conoces la gasolinera abandonada que está en la carretera que conecta con las afueras de la ciudad?
-Sí … ¿Qué estás haciendo allí?
-Cuando vengas te lo contaré. Coge un coche y vuela-. Miré mi reloj y eran las doce y veinticinco-. Tenéis cinco minutos.
Colgué la llamada y oí una voz susurrándome al oído: “No deberías de hacer hecho esto, pero cuánta más gente, mejor.”
Sabía que iba a llegar tarde, pero también sabía que la mujer estaba segura de que iba a ir, y por lo tanto me estaba esperando en alguna calle. ¿Podía saber ella también que Alex y Ariana me iban a acompañar? Los árboles del bosque cerca del puente de la Valentía danzaban al ritmo del viento.
Sonreí. Por primera vez la adrenalina corría por mis venas, por primera vez la oscuridad de la noche no me daba miedo. Iba a acabar con todo esto.






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¡Esto no es el final!

La aventura no ha hecho más que empezar ;)
Liza mete a sus amigas (Alex y Ariana) en una movida muy, muy, muy movida.
No tardaré tanto en publicar. ¿Por qué? Porque esto se está poniendo interesante y creo que
no soy la única que lo piensa Yehehehehehehehe.

Un beso y como siempre daros las gracias por leerme ;)

3 comentarios:

  1. What the Fuck...? ¿Una movida?¡ESTO ES OTRA MOVIDA! ¡Y MUY GORDA! Dios, he ido leyendo poco a poco todo y me has dejado con poker Face a cada línea. Vayamos por partes...
    ¡Jack no la puede dejar así!¡¿Se va con la estúpida de Madeleine?!¡Dios!¡Tiene un gusto increíble cuando quiere!¡Qué la jodan!¡Con lo bonito que estaba quedando todo así...! Jack y Liza solos en casa, abrazados *_* ¡AINS!
    Me ha puesto la llamada tan de los nervios como a Liza. Joder, qué pesada. Como sea Briggitte (lo he deducido por la risa xDDDDDDDDD)me la cargo, pero en la realidad, porque estoy to' loca JAJAJA Dios, qué nervios, ¿cómo lo dejas así mala pécora? JAJAJAJA
    Dios, Ariana también me ha puesto de los nervios. Primero he pensado: deja a la chiquilla que afronte sus miedos, porque está de la cabeza también xD Pero después de ver lo mucho que agradecía Liza a sus amigas que se preocuparan por ella y la acompañaran he cambiado de opinión ;)
    ¿Qué ha querido decir la vocecilla de la capulla de la llamada?¿Las va a degollar a todas? Ya entiendo tu espíritu destructor... JAJAJAJ Jo, pues me has dejado muy intrigada U.u Sí, espero que publiques pronto. ¡QUÉ TENSIÓN!,¡LA VIRGEN! JAJAJAJJAJAJJAJA

    ¡Oye un abruzo!

    PD: Estoy orgullosa de la Biblia de comentario que te he dejado :'D xDDDDDDD

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  2. Menuda movidaca O.o A mí esa mujer me da miedo. Liza está loca por intentar ir sola en un principio. No me ha gustado nada el inicio del capítulo, ¿sabes? Eso de que Jack se vaya... ejem ejem, chico malo xD
    Imaginaba que esto no fuese el final. Las cosas no pueden terminar así, con un desenlace tan abierto. Estoy deseando saber qué ocurrirá después con esa mujer. Qué les pasara a Ariana y a Alex... qué ocurrirá con todo! jajaja Mire por donde mire, todo es intriga xD

    Un besazooo :)

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  3. ¡Estoy intrigada!Y Jack ¿por qué te vaaaas? y esa voz me da mucho miedo O.o ¡Y quiero saberlo todo! jaja Y me encanta que haya involucrado al final a sus amigas, me cae super bien Ariana ^^


    ¡Espero el próximo capítulo! Avísame si puedes por twitter ¿vale? :D soy @coke_and_me :D

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